domingo, 24 de febrero de 2008

El día que Eurípides se bailó todo

El día que Eurípides se bailó todo.

Debería estar contento, pero no.
Debería fruncir el ceño, pero tampoco.
Ayer se aprobó en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, la Ley de Teatro de la Capital, en correspondencia a la expresado en la Ley nacional 24.800.
Era una demanda que pedimos los teatristas de mil maneras a través de los tiempos.
Como la Ley de doblaje, o el estatuto del Actor, o la Ley del Mecenazgo, proyectos que duermen el riguroso sueño de los justos, en los cajones de los escritorios oficiales (para no hablar de la Ley del Libro ,o el injusto tratamiento a los cantantes, bailarines y músicos sinfónicos, o estudiantes de las bellas artes tratados con la ley del palo y condenados a abrazos simbólicos o funciones y conciertos en las calles y avenidas, trafico de por medio).
Pero fue aprobada en medio de pitos, gritos y abucheos, dando pie a los medios a instalar, ya no una polémica que bienvenida sea, sino una división entre los sectores del arte teatral y los músicos, los empresarios, los coreógrafos y las bailarinas y bailarines del teatro danza o la danza teatro, como quiera llamarse.
Y de esto, no tienen la culpa los periodistas ni los medios. Sino aquellos que no pudimos resolver las diferencias de criterio o falta de oportunidades con los más nuevos, minoritarios o como quieran a sí mismos denominarse.
Por eso sonó a grito de guerra, a proclama, a esa síntesis que la lucidez da a los artistas en los momentos de lucha, a la creatividad desbordante, cuando un diputado nombró (junto con Sófocles)a uno de los considerados fundadores de la tragedia griega y padre del teatro universal:“Eurípides” y desde la barra se oyó “¡era bailarín!”.
Y si bien era autor, su rebeldía natural, su afán por derribar viejos conceptos y estructuras, por oponerse a las jerarquías establecidas y abrir las puertas de la creatividad a los oficiantes, a los actores, a los cantantes y músicos, a los danzarines, a los temas polémicos y a las verdades del alma de los hombres en sus diálogos con los dioses, seguramente hoy, Eurípides se hubiese puesto —ya no solamente la toga— sino la camiseta de los bailarines y los coreógrafos, los directores y los técnicos, los titiriteros y los mimos, los muertos de la AMIA, los desaparecidos de la dictadura y la represión (entre ellos autores, directores,escenógrafos, actores y actrices, bailarines y bailarinas, muchos de ellos estudiantes de todas las bellas artes, sobre todo la de la vida) y los marginados y desocupados de hoy.
Dos siglos y medio atrás Eurípides hubiera dicho ayer en la Legislatura “ Yo también soy bailarín, y a ver quién me quita lo bailado”. Pero también sentaría en una misma grada a Julio Boca y Rivera López, a Margarita Bali y Rubén Stella, a Onofre Lovero y a Patalano, a Darío Loperfido y a Alejandra Boero, a Bartis y a Daniel Vilches, a Jorge Dubatti y al que firma, a Daniel Grinbank y Osvaldo Rotemberg, y a todos los que desde distintos ámbitos opinan sobre arte y políticas culturales, sobre el rol del estado, el gobierno y los ámbitos privados y oficiales. Seguro que cantaría, gritaría y bailaría cuatro verdades para abrir un poco las mentes y las almas y luego de semejante obertura, patearía el tablero, dando la última de sus sentencias para ponernos de acuerdo y generar un consenso en vez de divisiones: “Ustedes serán ininputables (como me dijo ayer un asesor que eran los legisladores capitalinos, que comenzaron la sesión sobre tablas a la una y diez de la tarde, pero más de 30 miembros de las instituciones ATI, AAA, MATe, ETI, Argentores y entre ellos a Alejandra Boero y Osvaldo Miranda, que pese a sus jóvenes 80 años, estuvieron a la hora citada: las 9 y ½ de la mañana), pero no ininputeables”.
“Así que como profesionales del conflicto, no sólo lo presenten, sino que resuélvanlo entre ustedes... Porque como dirá dentro de algunos siglos Martín Fierro: ‘Los hermanos sean unidos, ésa es la ley primera. Si así no lo hacen, los devoran los de ajuera’”.
Sabía este Eurípides de estas cosas. Y parece que también de otras. Los marginados, las minorías y los desocupados son las asignaturas pendientes que nos llevamos al próximo siglo, el XXI, que lo tenemos a la vuelta de la esquina, en pocos meses apenas.
Ayer se aprobó le Ley del Teatro para Capital Federal. Bien.
Pero el teatro danza o la danza teatro, quedó afuera. Y eso no esta bien. Está mal.
Hay que aprender a avanzar. Y no a alejarse.


Gustavo Mac Lennan
Actor independiente.
DNI 4.389.406
Miembro del ETI – Encuentro de Teatristas Independientes
macpatoloco@yahoo.com

Nota: El ETI firmó el proyecto consensuado que presentó la AAA a la Comisión de Cultura de la Legislatura , y defendió los 14 puntos que previamente había presentado al diputado Arellano en mayo de 1998.

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