domingo, 24 de febrero de 2008

Quiroga y César Brie

Del martes 31 de octubre al viernes 3 de noviembre estuvieron en Buenos Aires, Mía Fabbri (actriz) y César Brie (éste como autor, director y actor) presentando "Otra vez Marcelo" uno de los últimos trabajos del Teatro de los Andes. Y el jueves 2 éramos unos doscientos los espectadores que fuimos al teatro del Grupo de Teatro Catalinas Sur, ese emprendimiento vecinal que conduce Ademar Bianchi en el 96 de la Av. Pérez Galdós -ése que nació el 10 de mayo, 1843, en Las Palmas (Gran Canaria)-, ahí donde entre Barracas y el Dock Sud empieza el barrio de la Boca del sucio Riachuelo, ese brazo infectado que desde el Río de la Plata entra profundo cortando con sus desagües nauseabundos a la provincia de Buenos Aires. Dos palabras sobre este luchador canario, Galdós: Cuando estrenó Electra en enero de 1901 estaba muy clara su apuesta por representar el problema de fondo de la historia de España: la libertad de conciencia. Así lo manifestó en la entrevista concedida tras el estreno y que reproduce Finkenthal (1980): "En Electra puede decirse que he condensado la obra de toda mi vida, mi amor a la verdad, mi lucha contra la superstición y el fanatismo" (...) que "pueda realizarse la transformación de una España nueva que, apoyada en la ciencia y en la justicia, pueda resistir la violencia de las fuerzas brutas y las sugestiones insidiosas y malvadas sobre las conciencias." Creo que como símbolo de esta lucha fue tomada, por encima de sus propios valores teatrales. Los jóvenes la apoyaron y ello sirvió para rejuvenecer a Galdós aunque fuera por tiempo limitado.
¿Y por qué este breve comentario? Porque "Otra vez Marcelo", nos trae la vida, pasión y muerte de Marcelo Quiroga Santa Cruz, ese diputado y luchador boliviano que sufrió persecuciones, cárcel, exilio, fusilamiento y sus asesinos, guardaespaldas del primero golpista y después dictador Banzer, cortaron sus brazos y piernas y huesos, quemándolos para que no quedara de Marcelo ni cenizas. Hasta hoy, no se hablaba de Quiroga en Bolivia. Los corruptos que detentaron el poder durante más de 50 años lo mantuvieron oculto. Quiroga Santa Cruz pensó, como muchos otros bolivianos, que la revolución popular de 1952 que disolvió el ejército y trajo a los mineros y campesinos, hombres y mujeres cholas con dinamita alrededor de sus cuerpos, había conquistado la dignidad soñada por todos. Así llegó al Parlamento; y ahí defendió en cada una de sus intervenciones, y en la calle, y en las universidades, la nacionalización de los hidrocarburos; el petróleo y el gas, ése por el cual hoy Evo Morales discute con Kirchner, con Bachelet, con Lula, con Alan García, teniendo casi como único aliado a Chávez, el otro presidente autóctono de América Latina.
Y esa historia, más la historia de amor entre Cristina, su joven esposa, es la que nos cuenta César Brie en "Otra vez Marcelo".
Cuando entramos a la sala, ella y él, Fabbri y Brie, Cristina y Marcelo, nos reciben mirándonos a los ojos, con una suave sonrisa a cada uno de los espectadores; como fondo escuchamos algunos párrafos de las alocuciones que Marcelo Quiroga decía en el Parlamento, en la calle, en cuanto foro pudiera pararse. Los dos están en medio de esa especie de cinta de apenas dos metros de ancho por todo el largo de la sala, coronada por dos sillas en cada punta y un biombo. Sobre sus cabezas, apenas puede distinguirse un riel con dos hilos de nylon. En la cinta y de ambos lados, los objetos y utilería que serán luego usados: vasijas, trapos, teléfono, una regadera, cuencos, etc.
Brie tiene el tacto y la delicadeza de salir y subir a las plateas para prevenir a aquellos padres con hijos chicos, mayores ancianos y todo aquél que lo necesite que, hacia el final de la obra sonará un petardo cuando lo fusilan. Después de una breve introducción y la recomendación de apagar teléfonos celulares, comienza la obra.
Una obra discursiva: Quiroga tenía mucho por decir. Sobre la corrupción, sobre la dignidad, sobre los excluidos, los postergados, sobre el gas y el petróleo, sobre la oligarquía, sobre la desigualdad. Pero también sobre el amor, sobre el destierro, sobre sus hijos, la familia. Fue un pésimo bailarín casado con una bailarina. Amó a Cristina desde que la vio en esa fiesta de barrio, ella apenas una adolescente, él un desaliñado dirigente político. Su corazón estallaba de amor por ella, y ella fue su compañera cuando Banzer derroca a Torres y huyen a Chile; cuando en Chile Pinochet derroca a Allende; y en la Argentina, cuando Videla desplaza a María Estela de Perón. La AAA los persigue; los sicarios de todas las sociedades que asaltaron el poder en América Latina los buscan, quieren callarlos, desaparecerlos. Pero el amor de Cristina y Marcelo es capaz de vencerlos. Marcelo nació en Cochabamba en 1926. Hombre ligado a la filosofía, la política y el arte (ballet). Fue uno de los más grandes oradores bolivianos del siglo 20. Fundó el Partido Socialista 1 y su lucha por la democracia fue inclaudicable. Muchas veces perseguido, otras tantas detenido y torturado, Quiroga Santa Cruz fue el único político que inició juicios de responsabilidades a dos mandatarios. A René Barrientos Ortuño (mientras ejercía la presidencia) y a Hugo Banzer Suárez por la dictadura que lo encaramó en el poder (1971-1977). Su suerte estaba echada cuando iniciaba una nueva pelea contra otro dictador (Luis García Meza). El 17 de julio de 1980, Marcelo Quiroga fue asesinado por su forma de pensar. Hacia el final de obra vemos fotos de Cristina en estos tiempos de reivindicación. Marcelo, como escritor dedico su tiempo ha realizar la novela "Los deshabitados" este libro fue terminado de escribir el invierno de 1957. Cuenta la historia entre el Padre Justiniano y un ciudadano de a pie llamado Durcot.También escribió un importante libro acerca de los recursos no renovables del país y cómo estos fueron regalados a las transnacionales durante los gobiernos militares. El libro se llama "El saqueo de Bolivia". Otros textos de Marcelo: - "Oleocracia o Patria", sobre el problema de los hidrocarburos en Bolivia. - "Hablemos de los que mueren", recopilación de artículos periodísticos escritos durante su exilio en México, en donde desenmascara el accionar de las dictaduras militares de los países latinoamericanos y las conexiones de estas con el gobierno estadounidense. - "Otra vez Marzo", novela incompleta.
César Brie nos deleita con el juego mágico de dos intérpretes: bailes (la música de Pablo Brie); la escenografía de Gonzalo Callejas; las coreografías de Bernardo Rosado Ramos; las fotos de Marina Chávez Prudencio; las luces de Santiago Brie.
Una hora y quince durante las cuales entramos en la vida y la muerte de este luchador boliviano. Un homenaje necesario con el talento del Teatro de los Andes. Apenas cuatro funciones en la calle de aquel otro pensador canario: Galdós.
Te di un abrazo sincero y profundo, César. Te dije gracias por venir, por traernos en persona tu visión de este Marcelo necesario para las voces acalladas de Bolivia y de nuestra América Latina. Con "Otra vez Marcelo" el teatro se convierte en lugar de polémica, de reflexión, pero también de magia, como cuando en ese riel se cuelgan personas y mensajes y sus nombres, y emoción, de amores plenos, vidas intensas, de ésas que vale la pena y alegría rescatar.

Gustavo Mac Lennan, actor y periodista argentino. Noviembre de 2006.

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