domingo, 24 de febrero de 2008

Sobre bolos en televisión

BOLOS Y BOLAZOS
GMcL, 7/1/2007

En el ejemplar del 21 de diciembre de 2006 de la revista Veintitres, hay dos notas que, a los actores y actrices argentinos, nos involucra directamente. Una de ellas está firmada por Jorge Maestro, autor de grandes éxitos televisivos y donde hace un balance del año que acaba de terminar. En sus primeros renglones nos cuenta que en ese año se exportaron 40.000 horas de televisión argentina. Pero detengámonos un poco en esa cifra y hagamos algunos cálculos simples como para ir entendiendo.
40.000 horas de producciones. Un día tiene 24 horas. 100 serían 2400. 300 días, según mi modesta aritmética, serían 7200 horas, y un año (365 días) 8760. Es decir, si produjésemos o se emitieran por TV, sólo programas de ficción las 24 horas (no noticias, cine, documentales, y cosas así). Aun así, si sólo fueran 8760 para todo un año, sin descontar sábados, ni domingos o feriados, para llegar a 40.000 horas nos faltan 31.240. En otras palabras cuatro veces más (o casi cinco para llenar un año). Según el maestro Maestro, en 2006 exportamos casi cinco veces lo que producimos ese solo año.
Claro que los programas de ficción con actores y actrices nacionales sólo ocupan dos o tres segmentos del día: de las 12 del mediodía, hasta las cuatro de la tarde; de las cinco (17 hs) a las siete (19 hs) y desde las 20 hs hasta las 11 de la noche (23 hs.). Es decir, usando mi simple y común aritmética, once horas diarias por canal abierto. Si contamos que hay cinco canales, las cuentan nos darían así: 11 horas de TV ficción por canal, multiplicado por cinco da 55 horas por día; por cinco días de emisión a la semana: 275 horas; por cuatro semanas al mes son 1100 horas; por doce 13.200 horas, por año.
Para llegar a 40.000, faltarían 26.800 horas, es decir dos veces más 13.200.
En cualquier caso estamos, los argentinos, exportando entre tres y cinco veces lo que producimos en un año. Esto viene pasando, según parece, desde hace algunos años. Un negocio redondo para los vendedores y productores. Si los actores y actrices fuéramos zapatos y nos exportaran, por cada zapato hecho en un año, los negociantes venderían cinco. Lo que indica una fuerte demanda. Pero también indica que los actores y actrices zapatos, no cobramos nada por ese gran negocio con el extranjero. Es sólo un muy buen negocio para los Suar, los Tinelli, los Villaruel, los Chris Morena, Estevanez, Romay, y hasta los circunstanciales ejecutivos del canal siete estatal, autodenominado televisión pública.
Esto quiere decir que los argentinos (o más bien un pequeño grupo de ellos) hace un gran negocio (donde sólo participan ellos solos), sin compartir el resultado con ningún zapato ni chancleta (léase actores y actrices). Quiere decir, también, que se exporta mucho más de lo que se emite: para alcanzar esa cifra de 40.000 horas por año, se deben exportar hasta los castings y todo aquello que parezca desecho, prueba o piloto. En pocas palabras (y simples números), cuando nos dicen que vayamos a grabar cualquier cosa, quiere decir que ya lo tienen vendido. No una sola vez: sino cinco. Si en 2006 exportamos 40.000 horas, nos deben haber visto desde los pingüinos australes, hasta los osos polares, pasando por los beduinos africanos y los pobres iraquíes.
Vos, zapato; o vos chancleta, por tu bolo...: ¿te pagaron algo más por esto?
La otra nota, un reportaje a Adrián Suar. En el mismo, Suar, habla de las peripecias de su matrimonio y separación de la modelo devenida actriz Graciela Araceli. Allí nos cuenta los, según él, altos sueldos que paga a sus protagonistas televisivos desde su productora Pol-Ka y las extenuantes negociaciones de honorarios desde su otro trabajo como programador del Canal 13. Nos dice que ha llegado a pagar $80.000 a alguna primera figura televisiva (unos 26,600 dólares mensuales). Claro que esas cifras están lejos de lo que han llegado a ganar algunos otros norteamericanos en series como Friends (un millón por capítulo grabado) o los casi dos millones en cada hora emitida de la serie 24 Horas (24 capítulos por temporada). Y nos dice Suar que un contrato común de cualquier “pichiruchi” (sic) está entre los $3000 a $4500 mensuales. Lo que no dice Suar es que Pol-Ka paga a actores con extensa trayectoria, $100 por bolo, muchas veces no más de dos o tres participaciones, con jornadas de ocho y doce horas de trabajo. Tampoco cuenta que Facundo Arana gana un millón de pesos mensuales por su protagónico con Natalia Oreiro (¿cuánto facturará por mes la actriz uruguaya?). Nada dice tampoco de que durante años contrató y pago a relevantes figuras por su aparición esporádica en Poliladron $250. Con la ayuda de ellos, entre otros, Suar hizo gran parte de su currículum como productor, actor e incluso director y editor. Hoy, Pol-Ka, con Suar a la cabeza, lidera las negociaciones de CAPIF, y discute centavo a centavo el no aumento de los mínimos por bolos, citaciones, segundas citaciones, repeticiones, negando cualquier participación en los jugosos negocios de la venta al extranjero de muchos miles de esas 40.000 horas que se venden por año al extranjero.
Así los bolos. Así los bolazos.
Los actores y actrices... ¿seguiremos arrastrándonos como zapatos viejos o desvencijadas chancletas detrás de pagos miserables, por los pisos de los estudios de estos grandes negociantes sin pedir lo justo a cambio?

Gustavo Mac Lennan, actor.
macpatoloco@yahoo.com

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